CIRCULAR DESDE SAN BARTOLOMÉ A GAVÍN PASANDO POR EL MONTE SARASÉ

Poco apostábamos José Miguel, Raúl, J.C y yo en conseguir esta ruta tal como pronosticaban el día los de la meteo. Pero mira por donde el día se portó, bueno...a excepción de la última hora y media, que los pronósticos se hicieron realidad y comenzó a llover sin parar. Cuando se desafía al tiempo en rutas tan largas, ya se sabe...pero vamos, todos encantaos eh!
Un poco antes de la ermita de San Bartolomé de Gavín parte una senda a mano derecha, al principio no muy bien definida, que va ganando altura por el bosque hasta encontrarnos con una pista que atravesaremos para seguir de nuevo por la senda paralelos a la pista.
La siguiente vez que nos topamos con la pista debemos descender por ella unos metros hasta encontrar una curva cerrada a la derecha, donde sale otra senda a la izquierda que cogeremos,y nos llevará a un refugio de pastores donde picaremos algo. En este tramo nos hemos laureado con las raquetas que hay nieve de sobras ya a 1500 m.
Desde aquí seguimos la loma de la montaña que se empina lo suyo siendo la parte más dura de la ruta, donde abrir huella se convierte en un auténtico suplicio, menos para la fuerza sansónica de Raúl, que se chupa casi toda la apertura como si ná.

ç

Llegando a las Puyas Lanas (2100m) tenemos perfecta visión del Monte Sarasé. Esta panorámica es muy muy chula, y mi dedo se empieza a debilitar y no puedo parar de echar fotos. Tenemos la suerte de que se ha despejado y tenemos vistas, pero cuando llegamos a la cima del Sarasé (2178m) a tomar por saco todas...se vuelve a cubrir. :(

Cima del Monte Sarasé

El descenso hacia Punta Puñero (2008 m) será más suave que la subida realizada, y además nos paseará por un precioso pinar de pino negro. Continuaremos hundiéndonos mucho hasta que pasada la Punta del Cuchecho (1667 m) la nieve nos de un respiro y por fin podremos sacarnos las raquetas.
Poco después encontraremos un cruce de caminos. Si seguimos recto iremos a Biescas, nosotros tiramos a la izquierda, dirección Gavín.

Cuando llegamos a los campos de Astés hay que tomar la pista que nos deja en Gavin, pero nosotros, intrépidos montañeros, llevando un track de una chupisenda que nos evita la pesada pista, nos embarcamos en una emocionante aventura de jabalineo constante que mezclado con la lluvia hace que besemos el suelo unas cuantas veces, y eso que en la nieve ya lo habíamos besado otras pocas...
Terminamos tras 8 horas casi sin parar llegando a Gavín.
Como habíamos dejado un coche aquí, tan solo nos resta ir a buscar el otro y dirigirnos al ansiado bar a calentarnos en la chaminera sentados en la cadiera y las escamilletas y tomarnos primero unos cafés y ya con el cuerpo caliente...unas buenas birras.