BARRANCO DE SAN CRISTÓBAL

El domingo el día amaneció limpio y caluroso y teníamos que aprovecharlo. Nos fuimos pues a remojarnos bien a un poco transitado barranco de la Sierra Caballera, muy cerca de Bolea.
El nombre en sí ya nos hacía gracia, puesto que íbamos al barranco de San Cristóbal con cuatro miembros de la familia Cristóbal, cómo no íbamos a catar este lugar!!
Cómo no está reseñado en la red, vamos a tomarnos la agradable molestia de explicarlo nosotros para que los coleccionistas de estos lares puedan transitar por este estrecho tan "cuquín", puesto que merece la pena darse una vuelta.
Explico rápidamente la aproximación:
Llegamos en coche a Bolea y continuamos hacia el final del pueblo dirección Puibolea hasta que llegar a un desvío a la izquierda marcado como GR-1. Tomamos esta pista y aparcamos cuando llegamos a la Ermita de Santa Quiteria. Unos metros más adelante a la derecha sale una marcada e indicada senda que va paralela al tramo del río Sotón que descenderemos; cuando lleguemos a la Ermita de San Cristóbal, después de la obligada visita de la misma, ya podremos calzarnos el neopreno porque aquí comienza el descenso "acuático" de la jornada. A pie tendremos unos 40 minutos.

...y su interior

La colgada Ermita de San Cristóbal

El descenso es una sucesión de estrechos con pozas donde tendremos que andar, destrepar, rapelar, toboganear y hasta, si queremos, saltar, quicir, es completito completito, aunque deportivamente hablando tiene bien poca cosa. A todos aquellos fieras que sólo quieran meterse en supermegabarrancazos técnicos que se olviden de venir aquí, pero si lo que queremos es disfrutar tranquilamente de un lugar lleno de rincones sorprendentes a nuestro paso, es recomendable venir a este barranco.
Los rápeles no superan los 5 metros, pero hay uno que necesitaremos unos 7 metros de cuerda porque la reunión está lejos. Son todos destrepables excepto el primero que es obligado, y por cierto, tiene bastante mala hostia la salida...
Es mejor que vengamos aquí a finales de invierno y principios de primavera para no pasar ni frío ni calor, y  después de lluvias para encontrarlo con un caudal aceptable y disfrutarlo.

Primer rápel obligatorio

Curiosas formaciones por la
erosión durante todo el recorrido

Saltos en los sinuosos pasillos, pero mucho ojito que se toca.

Enormes viseras 

En total se recorren unos tres kilómetros de río, pero nosotros nos salimos unos metros antes al ver un mojón con una senda  mal trazada a la izquierda que nos subió a la senda de aproximación. Verdaderamente hubiéramos tenido que seguir por el cauce hasta encontrar una pista que lo atraviesa, cogerla a la izquierda  y en tres minutos estariámos en el coche. Bueno... ya volveremos algún día a hacer el tramo que nos falta...
Si queréis el track, aquí.