El 27 de junio decidimos abandonar las cuerdas y los arneses y pegarnos un buen baño para celebrar la entrada del verano, así que elegimos el mítico cañón del río Vero.
En esta ocasión, cinco fueron los osados que nos acompañaron en dicha aventura: Erica, Alberto, Gonzalo, Esther y Javi (aunque a Pedro lo podríamos considerar el sexto, que hace días que no le veíamos el pelo por aquí).
Aunque el día amaneció nublado, poco a poco se despejó y tuvimos sol durante todo el día, tan solo cuatro gotas al terminar amenazaron una lluvia que tan apenas llegó.
Pensando que íbamos a entrar en la procesión de Semana Santa, nos sorprendió no ver a ningún grupo durante todo el recorrido...todo un placer disfrutar de este bello lugar solo para nosotros.
Y al final, pues como siempre...todos encantados y con las pilas cargadas para toda la semana, sobre todo los nuevos, que creo que aún están flipando (quizás a alguno no nos lo saquemos de encima...).