Se puede acceder a su cabecera por tres rutas distintas, nosotros escogimos la del retorno del Barranco Cueva Cabrito, por ser la más directa.
Dejamos los coches antes de llegar a las Almunias de Rodellar, bajo una gran encina que hay al lado de una granja, aquí hay un cartel anunciador del Barranco Cueva Cabrito. Tras equiparnos cogimos la pista que pasa por delante de la granja y que tras convertirse en senda nos bajó al río Isuala. Cruzamos éste y emprendimos por fuerte subida el acceso a un balcón con unas vistas espectaculares de Las Capillas, tremendas agujas que caracterizan el barranco que íbamos a descender. A mano izquierda sale una pequeña senda que nos introduce en la mitad del Cautiecho, decidimos entrar a esta altura porque hacía demasiado frío y además la parte superior carece de interés.
Las Capillas del Barranco Cautiecho vistas desde la carretera |
El descenso,de roca calcárea y conglomerado, consta de 5 rápeles, el más largo y último de 40 metros es uno de los más bonitos de la Sierra de Guara, encajonado, con juegos de luces muy llamativos y vestido por musgo y helechos que le dan el toque de color.
En la parte final hay una zona de estrechos muy bien formados con varios resaltes que salvamos haciendo oposición y que nos dejan en el río Isuala. Sin palabras en el rápel de 40 m. |
El mismo visto desde arriba |
En los estrechos opositando para evitar mojarnos, y eso que ya sabíamos que al final nos iba a tocar... |
Para regresar tuvimos que descender unos 200 metros el río, teniendo que nadar un buen tramo para salvar una poza (qué gusto da bañarse en febrero!!!), hasta encontrar la senda por la que habíamos bajado anteriormente, y así subimos hasta los coches.
El agua fresquita no lo era tanto porque hacía más frío fuera que dentro de la misma |
La recompensa final para calentar los motores de un día tan frío |