El 9 de julio innovamos barranco y nos fuimos al Ordiceto, al que teníamos ganas hace tiempo.
El corto descenso no defraudó para nada, por tratarse de un barranco de granito con una zona central muy excavada y unos juegos de luces extraordinarios, en conjunto, una estética de lujo.
Su única pega es que los tres últimos rápeles van sin agua porque se encauza en una acequia, pero hasta ésta el caudal era justo.
En esta ocasión nos acompañó nuestro amigo Miguel, que disfrutó como un enano.
2 comentarios:
¡que buena pinta tiene este barranco! y que corto es el verano...
El rápel del tronco siempre es, cuanto menos, intrigante. Me sorprendieron los ocres del primer tramo. Impactante.
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