BARRANCO DE MAZAS O ESTADILLA

Fecha real: 19 de enero de 2014.
Desde hace tiempo teníamos en en la recámara reservado este barranco para un día de esos malotes que te apetece quedarte en casa con la mantita en el sofá, pero que luego te arrepientes de no haberte marchado al monte aunque sólo fueran tres horetas. Pues hoy es el día, poco se puede hacer porque con lo que llovió ayer va a estar todo perdido, y hoy el día tampoco es especialmente bueno, así que nos quedamos cerquita de casa, tan cerca que se nos hace hasta raro preparar los bartulos de barranquear.
El destino está a 20 kilómetros de nuestra humilde morada monzonera, en Estadilla, en la tantas veces ya visitada Sierra de la Carrodilla.
Somos siete los valientes ( o debería decir masocas?) que nos aventuramos a meternos en esta seca grieta a la que no se deben acercar ni los chabalins más osados: Javier, Javi Jr, Cristina, Miguel, Ramón, JC y yo.
Quedamos a las once en Estadilla, hoy no hace falta madrugar al ir tan cerca. La temperatura es baja, pero sube rápidamente gracias a las gotas de "desenfriol" en el café y a las matrimoniadas que cursan una tras otra mientras preparamos el material, menos mal que Ramón y Miguel no son pareja...si no la teníamos ya liada del todo.
Para llegar a la cabecera del barranco Mazas vamos con nuestro coche desde Estadilla dirección Estada. A menos de un kilómetro se pasa un barranco y a continuación sale una pista a la derecha que tomamos. En un cruce nos desviamos hacia la derecha y aparcamos en una pronunciada curva a la derecha.
Ya a pie, tomamos una poco marcada pista que se luego se convierte en senda, como referencia diré que llevamos siempre a nuestra derecha campos de almendros.  Al terminar estos campos vemos las ruinas de unas antiguas parideras, desde aqui nos desviamos a la derecha y ya vemos la grita del barranco. Esto nos llevará unos 20 minutos.

Respecto al descenso diré lo que tantas veces digo, que a los super-héroes del barranquismo ni se les ocurra pisar este barranco, pero sí lo recomiendo a los que les guste perderse en el inhóspito monte y no les importe rasgarse las vestiduras y el pellejo con nuestra madre naturaleza.
Una vez más nos adentramos en un barranco de conglomerado cargado de vegetación, quizá esta vez más que nunca...suerte que hemos sido previsores y nos hemos traído las tijeras de podar, y menos mal!!! porque casi podría decir que con una mano rapelamos y con otra cortamos...bueeeeno, vaaaaale, esto lo he exagerao...pero sí es cierto que, sobre todo en la cabecera (y eso que entramos un poco más abajo) está muy vestido y nos cuesta mucho progresar con tanta maleza. De hecho, llegamos a un punto que vemos tan imposible continuar, que decidimos subir por una cornisa y rapelar desde un puente de roca para evitar este tramo.

Poco a poco la vegetación decrece y el barranco se estrecha. Rapelamos en seis ocasiones y sólo hay instalaciónes de una chapa con mallón en dos de los rápeles;

árboles o rocas serán lo que que emplearemos en la progresión. El rápel más largo es de unos 16 metros y varios bloques empotrados en el cauce nos obligarán a contorsionar nuestros cuerpos dándole el toque "guay" al barranco.  El descenso nos costó unas dos horas, con la calma...porque tuvimos que limpiar mucho y echamos varios tragos a la bota para reponer fuerzas, pero no os penséis que si vais pasaréis como si ná, eh?, todavía hay que llevar las podadoras que hay maleza para rato.

CROQUIS

El retorno, de unos 10 minutos, se hace siguiendo recto, dirección Estadilla que vemos enfrente, por un campo de almendros hasta toparnos con los coches.
Y hoy toca café, que la actividad ha sido corta y las birras nos las podemos echar más tarde haciendo vida social (el que pueda, claro está...)
Si queréis el track, aquí.