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A la izquierda, la cima del Montblanc |
Después de más de un año planeando nuestra primera incursión en los Alpes, llega el
17 de agosto y por fin el sueño se hace realidad. Cinco somos los componentes del llamado "Equipo Azul" (Ro nos ha conseguido un chachi-forro polar azul por un euro, que aunque no todos lo porteamos al viaje, lo llevamos en el corazón como símbolo de nuestra unión):
J.M, Roberto, Kankel, J.C y la que escribe, única fémina del grupo, más valiente por ir entre tanto machote que por subir montañas de cuatromil metros.
Catorce largas horas de mini carreteras pirenaicas francesas primero y de macro autopistas colapsadas de veraneantes de todos los lugares de Europa después, se suceden hasta que llegamos al tantas veces oído Chamonix, donde pasamos la primera noche en el confortable albergue Chamoniard Volant. Mientras nos instalamos, la presencia del coloso Montblanc completamente despejado, hace que nuestros fotidedos despierten y no paren de echarle fotos con las mejores luces del ocaso solar.
Se duerme del tirón por el cansancio del largo viaje hasta que una alemana nos despierta haciendo flexiones al más puro estilo Teniente O'Neil mientras nosotros aún tenemos la legaña pegada. Pues no estaremos tan fuertes como ella, pero subir subiremos igual...
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Famosa Maison des Guides, Chamonix |
18 de agosto. Vuelta turistico-merchandising por Chamonix para ver el super ambientazo montañero que tiene la ville y nos arrancamos ya hacia Italia por el largo túnel de Montblanc, previo pago de 52,90 euracos (ida y vuelta) que nos dejan patitiesos. Conforme nos adentramos en el Valle de Aosta los cuellos se vuelven locos de lado a lado y de arriba a abajo; el valle es precioso, está salpicado de multitud de castillos-fortaleza que le dan un encanto especial y, además, grietas profundas y encajadas se suceden una tras otra entre las montañas, lo que hace sospechar que en ellas se encuentran magníficos descensos deportivos que, quizás algún día (puesto que informarnos nos vamos a informar) sean catados por el grupo.
Cuando llegamos, casi sin enterarnos a la telecabina de Stafal, comemos un poco de picnic, preparamos el material y compramos el ticket de ida y vuelta de tres telesillas que nos dejarán en la Punta Indren (3260 m), lugar donde, ahora si, emprendemos la marcha a pie y la verdadera aventura de hacer montaña en los Alpes italianos. En media hora nos hacemos más de mil doscientos metros de desnivel sin cansarnos, toma ya!, y en una hora más, andando, nos plantamos, también sin cansarnos porque solo hacemos cuatrocientos más, en el Refugio Gnifetti (3647 m).
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Preparando el material en Stafal |
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Glaciar Endre |
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Refugio Gnifetti |
Vaya pedazo refugio!! cálido, limpio, con habitación para cinco, baños bien aireados a temperatura ambiente (aunque huelen que puden...) y con tirador incorporado para facilitar la salida de nuestras inmundicias y, por supuesto, buenas vistas. Cena para reventar y al catre, que mañana es un día duro al que le tenemos muchas ganas.
19 de Agosto. Pues empezamos bien!! he dormido como el cu...pese a estar en una habitación de lujo ya me ha molestado un pelín el coco. Kankel va parejo conmigo, pero los demás están como si ná. Lo bueno es que durante el día se pasa...
Nos encordamos, encramponamos, engorramos, enguantamos y engafamos y nos lanzamos al mar de niebla siguiendo la trocha, eso sí, que está muy bien marcada. Si el día continúa así iremos directos al Refugio Margherita, si mejora intentaremos ya algún cuatromil de los que van de paso.
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Grietas del glaciar Lys |
La suerte nos acompaña y, pese a que el frio y el viento arrecian conforme subimos, también despeja y dejamos las nubes más bajas, así que arremetemos hacia la Pirámide Vicent (4215 m) y el Balmenhorn (4167 m), éste último con un santo gigante y un refugio libre en su cima que nos permite nutrirnos con gominolas explosivas, dátiles y demás guarradas de las que dan energía y bebernos un té caliente que es una delicia gracias a que nuestros amigos de Sabi han llenado sus termos en el refugio. Mucho nombrecito del termo y no hacemos honor a su causa los integrantes, ya nos vale...
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A la izquierda la Piramide Vincent |
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Llegando a su cima, las nubes dejan entrever la ventisca. |
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Mini-ferrata para acceder al Balmenhorn |
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Cima del Balmenhorn |
Sin demorar demasiado descendemos la mini ferrata de éste último pico y nos dirigimos del tirón al refugio. Bueno, del tirón tirón...va a ser que no; no voy a decir que vamos parando cada cuatro pasos, pero...casi casi. La altura empieza a pasar factura y cuesta respirar y la cabeza vuelve a dar mal.
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Avanzando desde el Collado de Lys, con los Lyskamm al fondo |
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Tremenda arista de los Lyskamm |
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A la izquierda Parrotspitze y en el centro Ludwigshöhe |
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Costosa subida al Refugio Margherita |
El viento azota con fuerza cuando llegamos al Signalkuppe o Punta Gnifetti (4554 m), cumbre donde se encuentra la Capanna Margherita, refugio más alto de Europa y nuestro hotelito de hoy. Digamos que dormir aquí es el premio que todo el grupo ansiaba, nos daba igual no subir más cuatromiles, con llegar aquí y tener las vistas nos bastaba; pero es que las vistas superan con creces nuestras espectativas de este magnífico lugar: Cervino, Montblanc, Gran Paradiso, Liskamm, Punta Dufour...las nubes bajas dejan entrever las infinitas cumbres alpinas y los fotidedos trabajan sin tregua durante el ocaso solar en el exterior del refugio con un frío que pela, o en las ventanas del bar, o en las del pasillo, incluso en las del baño; cualquier plano es bueno en este increíble lugar.
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A la derecha el Zumsteinspitze |
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Capanna Margherita y cima del
Signalkuppe |
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La cordada de tres formada por J.M, Roberto y Kankel llegando al refugio |
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El clímax nocturno |
20 de agosto. O cenamos mucho (porque hay que ver como nos cebaron...) o de nuevo el mal de altura ha hecho de las suyas. Segunda noche sin descansar, y en esta ocasión todos lo hemos notado; hasta el que dice dormir siempre como un estozau ha abierto tres veces los ojos.
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Y el clímax diurno |
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Magnífico Cervino |
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Zumstein, Dufour
(punta más alta del macizo del Monte Rosa) y Nordern |
Los planes eran hacer el Zumsteinspitze y el Parrotspitze y luego volver a dormir a Margherita, pero como el día no es muy bueno por el viento y algunos tenemos los cuerpos revueltos decidimos bajar a dormir al refugio Gnifetti y hacer los picos que se dejen de bajada. Pasamos de intentar el Zumstein porque está muy alto (4563 m) y se sube por una arista que termina en una zona mixta de roca y nieve bastante empinada y no queremos arriesgar con esta ventolera de horror.
Los que sí que se dejan por estar más bajos son el Parrot (4436 m) y el Ludwigshöhe (4342 m); caminar por su bellas aristas con unas vistas de escándalo nos embriaga de felicidad. Y el trofeo final de la jornada nos lo da el Corno Nero o Schwarzhorn (4322), una empinadísima pala nos deja en una corta pero afilada arista de nieve con la anchura justa de nuestro pie que va a parar a un muñón de roca con una virgencica. Vamos, que el sitio en cuestión no es para hacer tonterías...Bien, pues un experimentado guía acompañado de su corderito encordado nos pasa en estos delicados tramos literalmente por encima soltando injurios en italiano, seguramente dedicados a nuestras bellas personas; así que tocamos chufa y p'abajo, que esto da un cangueli que no veas y más si estamos uno encima de otro.
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Aprovisionamiento del refugio |
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Ascendiendo al Parrotspitze |
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Su estética arista |
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Segunda cordada llegando a la arista, con el Corno Nero a la izquierda |
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Cima del Parrot |
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Ventisca que tambalea... |
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Temerosos seracs |
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Tomando té, una de las pocas cosas que
apetecen a media jornada |
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En busca del Ludwingshöhe |
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Llegando a su cima |
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Ojeando la empinada ladera del Corno Nero |
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Cima del Corno Nero |
Conforme bajamos hacia el refugio, esta vez con clara visibilidad por el glaciar de Lys, observamos algunas de las grietas del mismo y pasamos por algún que otro puente de nieve que pone los pelos de punta. Nos habían avisado del mar de grietas en esta zona del glaciar, pero está claro que este año hay mucha nieve y no se dejan ver demasiadas.
Ya en el refugio celebramos nuestros seis cuatromiles en los Alpes irrigando cerveza en nuestros cansados cuerpos, aunque la dichosa altura no nos deja disfrutarla a todos por igual.
21 de agosto. Amanece un día soleado como los anteriores pero sin apenas viento. Está claro que la peña se ha mirado bien la meteo, puesto que salen humanos por doquier. Casi jode marcharse con este buen tiempo, pero es lo que toca...
Sobre las diez de la mañana estamos en el coche. Esta claro que la jornada de ha sido extra-ligth. Se nos ha pasado el mal de altura radicalmente y tenemos tiempo, muucho tiempo. Así que tras dar una vueltilla turística por Gressoney La Trinité, comemos algo y nos alzamos de nuevo a las alturas, esta vez de la mano de la Ferrata delle Guide. No es que vayamos de sobraos...es que hay que aprovechar ya que estamos aqui antes de bajar valle abajo.
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Vistas del Valle de Gressoney desde el final de la Ferrata delle Guide |
El resto de los días que pasamos por la zona se alejan de las directrices que sigue este blog, por eso no voy a detenerme en ello aunque sí os dejo algunas instantáneas, pero sí os digo que el turismo en la antiquísima Aosta es obligatorio si se está por aqui, estar a los pies del Cervino en Breuil Cervinia no tiene precio, pasear por Gressoney Saint Jean con sus panorámicas de postal seduce a cualquiera y, muy importante, la estancia estrella cuando se baja de la montaña está en el pueblecito de Lillianes, en el albergue
Ostello Crierel, donde la comodidad y la buena cocina italiana hicieron que el fin de viaje resultara magnífico.
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Gressoney Sant Jean |
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Breuil Cervinia |
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Puente romano en Aosta |
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Criptopórtico romano, para estabilizar el complejo foro que
sustentaba, entre otras funciones no del todo aclaradas. |
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Teatro romano |
Y ya para terminar, agradecer al "Equipo Azul" su excepcional compañía, está claro que los lazos se atan cada vez más fuerte...tanto que ya se programan más temeridades.