BARRANCO CHICO O COTORROÑERA II

Sábado, 20 de junio de 2015.

Casi se nos hace raro ir un grupo tan mínimo a una salida barranquista, hoy lo conforman: Cris, Javier y J.C, porque yo no cuento, claro.

Se decide porque sí el Barranco Chico o Cotorroñera, que ya descendimos en 2012 con mis primicos, para combinarlo con uno nuevo para el grupo, el de Gabás, que no saca muy buena pinta pero que completará la jornada, puesto que el Chico, como su propio nombre indica, es demasiado corto.

Para acceder al barranco nos transladamos al pueblecito de Arasán, cercano a Liri, y poco antes de llegar al pueblo nos desviámos por una pista que parte a nuestra izquierda y la seguimos un kilómetro y medio aproximadamente hasta llegar a una pronunciada curva a la derecha donde aparcamos. Desde el parking vemos perfectamente la descendible grieta.

Se almuerza, se toma café, se unta medio bizcocho en él y el grupo se prepara para el lío.

Tomamos una pista que nos desciende a una pradera repleta de floretas, que me servirán de distracción mientras mis amigos descienden el barranco, y una vez atravesada, siguen bajando por una poco clara senda hasta el barranco Salenques. Lo cruzan y van remontando a ratos por senda poco definida y a ratos sin senda siquiera. Cuando salen al alto de la montaña la grieta del barranco Chico queda a la izquierda, así que, descienden unos metros y llegan a la cabecera. Esto conlleva 20 minutos.

Dactylorhyza majalis

Scabiosa

Trifolium pratense o Trébol

Silene o Pedete, por el ruido que hacen cuando se
impacan contra el dorso de la mano.

Salvia pratensis

Campanula o Campanilla

Leucanthemum vulgare o Margarita

Campanula glomerata

Phyteuma

El descenso, de apenas hora y media, consta de cinco rápeles, el más largo de 20 metros, y pese a ser muy corto, su parte intermedia está muy excavada y es muy estética gracias a los tonos ocres y rojizos que conforman sus paredes.

No me puedo resistir a poner estas dos fotos de encima que son del descenso del 2012 y que, no es por nada, pero son mucho mejores que las que ha echado mi queridísimo este sábado.

Terminan cuando se cruza el barranco Salenques, del que descienden unos metros para salir por la margen izquierda en busca de una borda derruída y, por encima de ella encuentran la pradera florida que está al lado del coche. De nuevo 20 minutos.

Lo normal sería combinar este descenso con las satisfactorias Cascadas de Liri, que están al ladito, pero este grupo, como es más raro que un perro verde, prefiere irse al también cercano pero no tanto como el otro, Barranco de Gabás. 

Para ello, mientras yo me tomo un aquarius en Castejón de Sos para hacer hora con mis amigos J.M y Kankel que están por el valle para recorrer nada más y nada menos que la Cresta de Literola quememuerodenvidiaporfavortelopido, el trío se translada al pueblo de Gabás y se tirán  puente abajo, en sentido figurado evidentemente, para caminar y caminar barranco abajo entre cantos rodados y vegetación cada vez más profusa, lo que hace que empiecen a espazenziarse, tanto que optan por darse la vuelta puesto que aquello ni se estrecha, ni se limpia, ni es bonito. Total, para cuatro rápeles cortos que tiene y el pedazo de retorno que les espera...prefieren volver al coche y comer así a buena hora, que al fin y al cabo uno ya ha caído.

Mientras tanto, a mí, además de beberme el aquarius, me da tiempo de hacer un paseo de una hora sin desnivel alrededor de Castejón de Sos por el llamado "Camino del Ocho". Aquí dejo alguna instantánea, porque tiene zonas que son realmente majas.