La fuente de Tamara surgía con fuerza y las azulverdosas aguas de la Peonera estaban tan bonitas como siempre.
La ruta dista un poco de lo que pone en los libros, puesto que las subidas y bajadas a los barrancos que atraviesa la misma acumulan un desnivel importante que no reflejan las indicaciones. Menos mal que estamos fuertes!!
El frío de la niebla pudo con nosotros , así que no comimos ni en la fuente ni en Bierge, nos fuimos al bar de Tere en Buera y la acogida fue sensacional, pero antes no podíamos faltar a la visita obligada del Santuario de Nuestra Señora de Dulcis que a todos encantó por sus yeserías, su entorno, y sus historietas de antes.
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