Por fin ha llegado ese puente-acueducto que vemos reflejado en calendario desde principio de año y que tantas ganas tenemos de disfrutar, encima con el tiempo super bueno que se avecina, vamos a darlo todo.
Quedamos con Vicente y J.M. para realizar triplete de ferratas: Varela Portillo y La Mora, en Peña Ruaba, y Cubilillos en Riglos.
Después del riguroso café con bizcocho carpiano al aroma anisado, que esta vez tiene lugar en Murillo de Gállego, nos ponemos en marcha que el día va a ser completito.
Para llegar al aparcamiento hay que seguir en Murillo de Gállego la indicación de un cartel morado a la ermita de la Virgen de Liena, cuando vemos el segundo cartel morado lo descartamos, porque señala a la izquierda, y tomamos una pista de tierra a la derecha que pasará por dos balsas de agua. Tras cruzar un barranco seco y llegar a una pronunciada curva a la izquierda, aparcamos el coche. La senda sale evidente a la derecha llevándonos directos a la base de la peña y luego la rodea por su izquierda ganando la profundidad del valle hasta llegar, por penosa subida de piedra descompuesta, al inicio de la ferrata Varela Portillo, por la que se recomienda subir y no bajar.
Con pocas grapas y alguna cadena para estirar llegamos, siguiendo toda la cresta, a la cima de Peña Ruaba disfrutando de unas preciosas panorámicas de todo el agreste entorno: los Mallos de Riglos, el río Gállego, el Pirineo, la Hoya, y hasta el Moncayo, esto compensa lo escasa que se nos ha quedado la ferrata en sí.
Para encontrar la ferrata de la Mora, que es la que se usa normalmente de bajada, basta con seguir la marcada senda hacia el sur y luego al sureste donde aparece el cable de vida de la ferrata, aunque más bien es un camino equipado, puesto que el trayecto tiene un total de 4 grapas nada más.
Terminamos en una senda que si la seguimos hacia la derecha iremos a parar al coche en unos 20 minutos.
Vamos con el tiempo algo justo para ir a la ferrata de Riglos. Nos lo hemos tomado con la calmita y ahora nos va a tocar casi correr. Vicente tiene otros proyectos para esta tarde y además las horas de luz son ya escasas.
En Riglos dejamos el coche en la base del Centro de Interpretación. Aquí comemos rapiditos y nos dirigimos raudos y veloces por pista hacia la Pared de los Buitres hasta que subimos y subimos por senda para llegar a la ferrata, empiezan entonces a darnos pájaras y pajarones varios por la combinación de la tripeada-maratón.
Desde la última vez que estuvimos aquí la senda se ha cerrado bastante conforme nos vamos acercando a la pared, quicir, que nos toca jabalinear incluso yendo bien.
La ferrata se ha reequipado y actualmente se sube bien. Hace unos años el primer tramo estaba sin cable de vida y tampoco había algunos de los peldaños que hoy se agradecen, o no, si queremos más dificultad. Las clavijas suben primero por una chimenea estrangulada por un árbol y por varios gradones verticales de la pared. Casi sin interarnos llegamos al Mirador de los Buitres y fin de la ferrata, donde las vistas son una auténtica chulada.
A la izquierda Peña Ruaba y a la derecha los Mallos de Riglos |
Se puede bajar rapelando o bien por el camino equipado de la Peña Don Justo, super recomendable esta última opción porque parece que estamos realizando una segunda ferrata, la senda se cuelga, se empina, baja por escaleras incluso pasa de una roca a otra mediante cadenas, toda una sorpresa para aquél que no la conozca. Este camino va a parar a la senda por la que hemos accedido a la ferrata, así que sólo tenemos que seguirla en sentido contrario para volver al coche.
Llegamos a él con las últimas luces del día, espectáculo que no habíamos presenciado nunca y que es digno de ver: los mallos de riglos parece que se han prendido fuego, están iluminados por rojos y ocres intensos y mi fotidedo se vuelve loco y no puede parar de echar fotos, aunque luego las instantáneas no tengan nada que ver con la realidad vista...
Cerramos así una intensa jornada que se ha pasado en un volao porque cuando se va a gusto y la actividad es maja una ni se entera.
4 comentarios:
que fotos mas chulas! solo esta en modelo ferrata esta excursión? dan ganas de hacerla...
¡que guapos los atardeceres en riglos! el año pasado, para estas fechas, también estuvimos babeando por esos lares.
Bien guapas las ferratas ¡si señora! y con ambientillo, como os gusta a vosotr@s. ¡guay!.
A ver si nos vemos pronto, cosa que no dudo.
Abrazos.
Que bien lo pasamos, lleve todo el fin de semana agujetas en las piernas y la sonrisa de oreja a oreja.
Tienes mucha razón, pueden enseñarte miles de fotos bonitas de Riglos y su entorno pero nunca será como verlo al natural, después de tanto tiempo sin estar por allí me han revenido muy buenos recuerdos.
Haber si nos juntamos pronto.
Saludos
Pues Cris, me temo que sí, esta peña no se deja subir así como así o la escalas o la ferreteas jamía, así que ya te puedes ir poniendo las pilas...
Pirene, ese atardecer no se me va a olvidar en mucho tiempo. Lástima que las fotos no sean lo que realmente era. Ese pie tiene ya pilas nuevas no? Nos vemos.
Vicente bienvenido, que alegría leerte por aquí chico! Tienes razón, qué bien lo pasamos!!, pero déjame decirte que las agujetas las generaste con la bici guapo, no con las ferratas...
Lo de la sonrisa, no me extraña..yo todavía no me la he podido quitar de la cara. Qué bien sientan jornadas así, eh?
Un abrazo a tod@s!
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