Después del paseíto de rigor por el turístico Viella y ojeando escaparates donde llaman nuestra atención cantidad de peluches con los que nos sentimos plenamente identificados (mamífero paquidermo, bastante común en los montes de España, que es la variedad salvaje del cerdo, del cual se distingue por tener la cabeza más aguda, la jeta más prolongada, las orejas siempre tiesas, el pelaje muy tupido, fuerte, de color gris uniforme, y los colmillos grandes y salientes de la boca), nos vamos a la base de la ferrata de Les, que realizaremos al día siguiente.
Tras pasar una noche algo intranquila por las continuas visitas nocturnas de la guardiasiví, se hace de día y, sin perder mucho tiempo, nos ponemos en marcha, puesto que después de esta ferrata queremos hacer otra, así que no hay que dormirse.
Por cierto, la ferrata se encuentra justo antes de entrar en Les. En la primera rotonda antes de llegar al pueblo hay que ir hacia izquierda para pasar por delante del camping Cauarca y justo detrás de éste comienza la bonita y empinada senda que nos lleva en unos 10 minutos al pie de la ferrata.
Tiene dos tramos bien diferenciados separados por una corta andada. El primero con un desplome de los que te hacen sudar y apretar lo suyo, además de un puente tibetano con una considerable caída, quicir, no apto para principiantes. El segundo en cambio, es de iniciación, placas tumbadas y pasos horizontales que terminan en un bosque por el que tendremos que andar 45 minutos hasta llegar al coche. Si se quiere evitar el primer tramo, desde el parking hay una senda que sube al inicio del segundo tramo.
El retorno por el bosque es un auténtico placer para nuestros sentidos, uno de los más bellos por los que hemos paseado, en serio.
En definitiva, corta (hora y media de tramo equipado) pero super recomendable por las características de sus atléticos pasos y su precioso entorno.
Si queréis el track, aquí.
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| Inicio de la ferrata |
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| Inicio del segundo tramo |
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